Ha pasado un año desde entonces, y aquí me encuentro contando los lunares de lo que tu dices que es tu cuerpo, pero yo creo que es el paraíso. Apareciste aclarando lo que es el amor, dándole forma, voz, elegancia, seducción, pasión, dulzura y algún que otro guantazo en la cara. Pero de alguna forma, mi querida y peculiar musa, me has convertido en tu más secreto admirador y que mediante palabras te demuestro que lo soy. En serio... sigo buscando la lámpara del genio que frote y que me concedió el deseo de tenerte, le estoy y estaré eternamente agradecido.
domingo, 23 de febrero de 2014
Quién parte y reparte se lleva la mejor parte (I)
El amor solía ser algo tan abstracto, un concepto confuso difícil de entender que incluso algunas personas solían mostrármelo. Entonces apareciste tú. Después de todas esas personas, como el último y tardío cliente de una tienda a punto de cerrarse, y sin pensármelo te deje pasar. Tonto de mi que no sabía que tu presencia cambiaría mi vida para siempre.
Ha pasado un año desde entonces, y aquí me encuentro contando los lunares de lo que tu dices que es tu cuerpo, pero yo creo que es el paraíso. Apareciste aclarando lo que es el amor, dándole forma, voz, elegancia, seducción, pasión, dulzura y algún que otro guantazo en la cara. Pero de alguna forma, mi querida y peculiar musa, me has convertido en tu más secreto admirador y que mediante palabras te demuestro que lo soy. En serio... sigo buscando la lámpara del genio que frote y que me concedió el deseo de tenerte, le estoy y estaré eternamente agradecido.
Esto no pretende ser una carta de felicitación por tu reciente mayoría de edad cumplida, sino por el año que he cumplido yo, porque compañera, yo nací el día que te conocí. Me enseñaste a andar por tu mundo, a apreciar cada segundo que pasaba a tu lado y a morirme de deseo por cada parte nuevo que conocía de ti tanto interior como exterior. Cada cuál mas perfecta.
Ha pasado un año desde entonces, y aquí me encuentro contando los lunares de lo que tu dices que es tu cuerpo, pero yo creo que es el paraíso. Apareciste aclarando lo que es el amor, dándole forma, voz, elegancia, seducción, pasión, dulzura y algún que otro guantazo en la cara. Pero de alguna forma, mi querida y peculiar musa, me has convertido en tu más secreto admirador y que mediante palabras te demuestro que lo soy. En serio... sigo buscando la lámpara del genio que frote y que me concedió el deseo de tenerte, le estoy y estaré eternamente agradecido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario