sábado, 9 de marzo de 2013

El inexistente todo...

Mantiene la mirada fija al horizonte a través de la ventana, con la iluminación propia de los rayos del sol haciendo brillar su rostro. En su cabeza, recuerdos sobre acontecimientos, actos, pensamientos del pasado que guardan cierta relación con los problemas que existen en su cabeza. Entonces, una lagrima brotó de cada ojo y se fueron resbalando por la mejilla, poco a poco, dejando el rastro de la tristeza a su paso y proporcionando un camino a la próxima lágrima que cayese. No había nadie que escuchase su problema, y si lo hubiese nadie le entendería, se sentía sola. O eso es lo que ella creía, ya que no muy lejos de ella había alguien que derramaba las mismas lágrimas, pero esta vez, por la impotencia de no poder estar al lado de esa persona, de no poder ayudarla ni sacarla una pequeña sonrisa.
El problema es que ella nunca se fijaría en alguien como él y sin saberlo, de ella dependía todo para ese chico. Él era inexistente en su realidad, sus recuerdos, su mente... y aunque existiese tan solo sería su amigo o no...

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